jueves, 14 de julio de 2016

En mercados públicos se compran alimentos... y bacterias

SANTO DOMINGO. El hedor que despiden varios mercados municipales no es muy diferente al que emana de un vertedero. Cuando un cliente llega a algunos de estos lugares, lo primero que puede encontrar son alimentos que se venden entre la basura y aguas negras, y en el interior del recinto se verá forzado a contener la respiración para soportar el hedor.


Sentado en el área de carnicería del Mercado Nuevo de Villas Agrícolas, en el Distrito Nacional, José Antonio Herrera observa cómo sus compañeros barren agua mezclada con la sangre derramada en el piso proveniente de la carne que negocian con colmados, hoteles, vendedores ambulantes y pequeños supermercados. Sobre los cortes rojizos, de vez en cuando se posan moscas que vuelan en el interior de las instalaciones.
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Herrera tiene 20 años trabajando con su familia en este tipo de ambiente y dice que la costumbre “lo ha inmunizado”. El mercado fue construido en 1973 para 800 mercaderes, y más de 40,000 personas viven de él, según datos de la alcaldía del Distrito Nacional.
“Siempre vienen con que van a remodelar y a limpiar el mercado y no hacen nada, el mercado está ahora más sucio que antes. Antes venía mucha gente, han dejado de venir por la falta de higiene”, se queja Herrera. Cuando termina su jornada y llega a su casa en Los Mina, pone en primer lugar bañarse. “El mal olor uno lo lleva encima, se nota desde que uno llega, que el mal olor de aquí se le pega”.
Su caso no es aislado. Al norte de la ciudad, en el mercado de Los Guaricanos, un comerciante acomoda sobre un saco, que sirve de puente entre el contén y la calle, los víveres y vegetales que venderá. Debajo de los alimentos, corren aguas negras.
Mientras, en el mercado de Sabana Perdida, decenas de negociantes improvisan formas para vender sus productos. Un puesto de carne junto con un taller de mecánica es uno de ellos.
“Estamos conscientes de que esto está arrabalizado, pero uno necesita sobrevivir, porque uno tiene hijos”, expresa el comerciante Carlos Holguín. “Necesitamos un mercado nuevo en Sabana Perdida y se lo hemos planteado al alcalde, pero dice que el Ayuntamiento no tiene dinero para eso”.