Por: Isidro
J. Méndez
El amor a
la patria es sentimiento común denominador que une a todos los dominicanos y
dominicanas. Es la más pura expresión de libertad, soberanía y administración
independiente que pudiera soñar una nación. Gracias a ella se hace posible que
un país elija por voluntad propia sus destinos y con ellos el sueño de vivir
cada día más en tu territorio con carácter desarrollista, progresista,
equitativo y con igualdad de derechos para todos sus habitantes.
Sin
embargo, ¿Qué ocurre cuando la libertad de elección que la misma patria ofrece
es usurpada con los intereses personales de quienes la administran desde el
gobierno central? La respuesta es simple, apostamos a un deterioro progresivo
del país en cuestión y aportamos a su destrucción moral y económica a corto y
largo plazo.
Digo esto
para referirse a lo siguiente. Una cosa es trabajar para la patria y otra cosa
es trabajar para el bolsillo tuyo.
En nuestra
sociedad actual existe un exagerado deseo de acumulación de riquezas, ya sea
que trabajes como empleado público-privado, administrador de tu propia empresa,
o trabajador independiente, todos tenemos un intrínseco anhelo de obtener
riquezas, tomando en cuenta que nuestros ingresos es simplemente una mínima
cifra en comparación a el hecho de administrar millones y millones de pesos día
a día. Entonces, nosotros que tenemos menos, ¿Cuánto más están siendo tentados
aquellos cuyas manos ven diariamente tales meteóricas cantidad de dinero?
Bien le
decía al principio que consiste en trabajar por amor a la patria, y para
explicarme mejor le ilustrare un caso que ocurrió en nuestra amada Quisqueya.
Años atrás
en nuestro país se firmó un acuerdo de explotación minera con la empresa
trasnacional Barrick Gold, cuya decisión aún cuestiono por ser una decisión
apresurada. Si bien es cierto que la empresa Nacional Rosario Dominicana no
estaba haciendo una buena labor en Pueblo Viejo Cotui, esa mina no podría ser
entregada en manos extrajeras.
Lo que se
debió hacer era crear un fondo especial para tales fines, para cuando el país
tuviera la posibilidad de adquirir las maquinarias y las tecnologías
necesarias. De esta manera a un plazo ya sea mediano o largo más del 80% de las
ganancias netas del yacimiento de oro seria para el beneficio de la República
Dominicana.
Contrario a
esto nuestros gobernantes de turno prefirieron apresurarse al tiempo y de
seguro con el pensamiento egoísta que ellos a su edad no iban a disfrutar de
tales beneficios cuando el proyecto debía ser entregado como obsequio para las
futuras generaciones dominicanas.
Bien dice
mi abuela Cecilia que el bolsillo del hombre es un pozo sin fondo.
Si nuestros
padres de la patria hubieran pensado de tal forma hoy no tuviéramos patria. Sin
embargo ellos decidieron empantalonarse, no pensando en sus propios intereses
sino en el del colectivo común y futurista, decidieron entregar sus vidas como
ofrenda para que tú que estás leyendo este artículo, puedas decir que vives en
un territorio libre. Y si nuestros gobernantes pensaran así este país cambiaría
su visión de desarrollo.
Años
después de aprobarse con la rúbrica interesada de Leonel Fernández fué creado
el Ministerio de Energía y Minas, y actualmente cuenta, incluso, con un
vice-ministerio de Energía Nuclear cuando nuestro país ni siquiera ha sido
capaz de desarrollar la energía eólica; botella. Tal Ministerio debió ser el
responsable de la investigación de la mina de Cotuí y otras, con el sentimiento
PATRIOTICO de preservar el equilibrio ecológico de las zonas exploradas. Pero
tristemente como dice Juan Luis Guerra, la guagua va en reversa.
Digo esto
porque a fin y al cabo a quien le duele este país es a nosotros, no a unos
Canadienses que ahorita se van de ahí y les importara un carajo que en 5 años
los peces tengan cuatro ojos, el aire sea irrespirable y donde había un capa
boscosa hoy sea convertido en un desierto.
La patria
es primero. No dejemos que nuestro sentimiento patriótico se extinga, porque
solo preservándolo veremos buenos frutos para nuestro tan amado país.
Gracias por leer.