
CIUDAD DE MÉXICO. - “Ahora ya puedo dormir tranquila”, es la frase qué más veces ha escuchado en los últimos días un grupo de cinco jóvenes arquitectos, que, como voluntarios, van de casa en casa revisando las grietas y daños que ocasionó el terremoto del pasado 19 de septiembre en algunas viviendas de la Ciudad de México y que no han sido atendidas como prioridad por las autoridades.