miércoles, 10 de agosto de 2022

Educar para transformar

 



Con un nuevo ministro de educación y el inicio del año escolar 2022-23. Muchos padres, madres y tutores están a la expectativa de qué traerá esta nueva administración educativa. Todos sabemos la importancia de una buena educación y formación. Sin embargo, a pesar de sus buenos deseos, muchos progenitores están fracasando gravemente en esta importantísima meta de formar y educar.


Al mirar a nuestro alrededor podemos palpar las consecuencias de la mala educación y malformación: mala conducta de muchos niños y adolescentes. Faltos de buenos modales, desobedientes, descorteses. Por otro lado, también se puede palpar los resultados de una buena educación y formación: Niños y jóvenes aplicados, educados, corteses, buenos ciudadanos. Unos muestran conductas negativas y otra buena conducta. Unos bien aplicados y otros desafortunados. ¿Cuál es la diferencia entre unos y otros?



Hay tres instituciones, que deben velar por el desarrollo integral y bienestar del niño/a, con su educación y formación. Estas influyen en su vida, en todo su ser: físico, moral, intelectual y espiritual. En la medida que sea moldeado por las 3, más preparado y aplicado será. Más beneficio le reportará a la sociedad. Mientras más tiempo permanece éste en ella, más importancia y trascendencia tiene en la persona. Como el niño pasa más horas, dura más tiempo en el hogar, más influencia tiene sobre él/ella. Las 3 deben educar para transformar al niño/a.


Estos son: el hogar, la escuela y la iglesia. El hogar, dirigido por padre y madre, son los maestros permanentes del individuo, le corresponde la obligación de educar y formar al niño/a. Los padres nunca deben delegar su sagrada responsabilidad ni a la escuela, tampoco a la iglesia. Deben velar por el bienestar y desarrollo armonioso de todas las facultades del niño. Deben integrar, supervisar y complementar la labor de la escuela y la iglesia, en la educación de sus retoños. Aún cuando sus hijos sean adultos, la labor de los padres continúa vigente.


¿Cuál es el consejo bíblico?


Educar es tan importante que Dios mismo enseñó y no delegó este rol a nadie. Educó e instruyó al hombre: “Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer”; Génesis 2:16. Dios educó a Adán y Eva, para que estos a su vez formarán y educarán a sus hijos y estos a sus hijos y las siguientes generaciones. Jesús educó directamente a sus discípulos. “Cuando Jesús terminó de dar instrucciones a sus doce discípulos, se fue de allí a enseñar y a predicar en las ciudades de ellos”. Mateo 11:1


Jesús enseñaba con amor a sus discípulos, les daba seguimiento constante, cuando mostraban buena conducta; los felicitaba, reforzaba dicha conducta. Si veía debilidades y faltas en ellos, con amor; los corregía, los motivaba a enmendar sus errores. Luego los discípulos siguiendo el método de Cristo, educarían para transformar a otros discípulos y éstos a su vez, continuarían la cadena de transformar a las siguientes generaciones.


Así como Dios enseñó al hombre y Jesús a sus discípulos, también mandó a los padres: “Las enseñarás a tus hijos y a los hijos de tus hijos.” Deuteronomio 4:9. A los padres también se les da la orden: “Instruye al niño”. Proverbios 22:6. “El amor, base de la creación y de la redención, es el fundamento de la verdadera educación”. “Recibid mi enseñanza, y no plata; y ciencia antes que el oro escogido”. Proverbios 8:10. Estos versos motivan a los padres a ser educadores permanentes: darle más importancia a la enseñanza, que a los bienes terrenales. Los hijos luego, copiando el método modelo de sus padres, educarán a sus hijos y estos a las siguientes generaciones.


Junto a la labor de los padres que educan para transformar, está la escuela y la iglesia. La escuela; para enseñar, impartir contenidos, acompañar y complementar la educación que el niño/a recibe del hogar. La iglesia acompaña y refuerza la formación hogareña con una propuesta espiritual basada en las enseñanzas de la Biblia y todo su programa debe estar en sintonía con la vida y enseñanzas del Gran Maestro: Jesucristo. Un individuo no expuesto a la acción combinada del: Hogar, escuela e iglesia, tiene más posibilidad de ser desequilibrado e incompleto.


“La verdadera educación significa más que la prosecución de un determinado curso de estudio. Significa más que una preparación para la vida actual. Abarca todo el ser, y todo el período de la existencia accesible al hombre. Es el desarrollo armonioso de las facultades físicas, mentales y espirituales. Prepara al estudiante para el gozo de servir en este mundo, y para un gozo superior proporcionado por un servicio más amplio en el mundo venidero”. Educar para transformar es labor combinada del hogar, la escuela y la iglesia su acción desarrolla personas más equilibradas. Educar para transformar a los individuos en personas útiles a Dios, la familia y a la nación.


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